Escrito por Fernando Botella, CEO de Think&Action
Cambio, cambio y más cambio. No hay entrevista, publicación o declaración de un líder en la que hoy no aparezca la palabra “cambio”. Inunda papel, tiempo y, sobre todo, espacio en el pensamiento de muchos directivos y organizaciones.
Se habla de gestión del cambio como si el cambio fuese una variable que estuviese bajo nuestro control y pudiésemos, permíteme la redundancia, controlar. Y no es así. El cambio no lo elegimos. El cambio llega. Ojalá pudiésemos decir: “Este cambio me gusta; este, no tanto. Éste me lo quedo; este otro, no”. Pero no, el cambio no es un factor que elijamos.
Sin embargo, sí que hay una variable sobre la que tenemos la capacidad de elegir y dirigir. Esa es la transformación. Transformación es saber qué hacemos con el cambio que se produce y que nos llega.
Se trata de añadirle un propósito al cambio, decidir hacia dónde vamos a dirigirnos. Transformarse significa fijar un futuro deseable y evolucionar hacia él.
Evolución vs. adaptación
Porque el futuro deseado no llega sino que se crea. Depende de nosotros. Y se crea desde el presente, actuando sobre lo que hoy se está haciendo. Es el hacer el que permite desarrollar nuevas cosas y precisamente en eso consiste la evolución: en desarrollar cosas que antes no teníamos.
¡Importante aspecto tanto desde el punto de vista organizativo como a nivel de desarrollo individual! El desarrollo está basado en el HACER. La transformación tiene que ver con el HACER.
Evolucionamos y nos transformamos -individuos y organizaciones- en la medida que hacemos las cosas de una manera diferente. Ahí está la clave del desarrollo.
Desarrollo vs. evaluación
Ahora bien, ¿hacía dónde enfocamos habitualmente los procesos de desarrollo de nuestros colaboradores? ¿Qué miran y qué analizan? Feedback… back… lo hecho, es decir, el pasado…
¿Mejorar, aprender y crecer desde el pasado es construir para el futuro?
Me temo que no. Desde el pasado no se construye futuro porque el pasado, por definición, no lo podemos cambiar. El pasado, por supuesto, que nos sirve de aprendizaje, no debemos descartarlo. El desarrollo no es un “back to the past” sino un “back to the future”.
El futuro sólo se trabaja en modo presente. No tenemos capacidad para intervenir sobre lo que ya ha sucedido en el pasado y tampoco podemos hacerlo sobre lo que aún no ha sucedido. El único tiempo en el que “vivimos” es el presente, donde tenemos margen de acción y actuación.
¡Qué diferente es mirar y analizar el presente desde el pasado o hacerlo desde el futuro, es decir, abriendo nuevos escenarios de posibilidad!
Futuro + presente. Visualización + acción. Los secretos para la transformación.
Acción y movimiento… porque la base de todo proceso de aprendizaje y desarrollo se mueve bajo dos parámetros: el talento y los retos, la capacidad para hacer y los desafíos a superar.
El reto es movimiento, es lo que nos acciona a los seres humanos. Por eso una de las funciones básicas del líder es la de ser un provocador de retos para sus colaboradores, un generador de movimiento y un gestor del esfuerzo repetido en el tiempo. Ellos son el estímulo de la mejora.
Las tres funciones del líder: Tres T’s Transformadoras
Por eso, y hablando de liderazgo, si tuviera que definir la labor principal de un líder en el contexto actual lo haría con Tres T’s Transformadoras:
- TRAER FUTURO AL PRESENTE. La capacidad visionaria del líder es esencial por dos motivos interrelacionados: porque la única forma de tener un futuro diferente es haciendo las cosas de manera diferente en el presente. Y, de igual forma, porque en la medida que planifico un futuro diferente esto ya me conducirá a hacer las cosas de manera diferente en el presente. Son dos caras de una misma moneda.
- TRANSFORMAR EL PRESENTE. Recordemos que hemos definido transformación como elegir qué hacer con el cambio. Elegir… La clave para hacer una buena elección, y lo que diferencia a los líderes excelentes, es la capacidad de generar múltiples alternativas para después poder elegir.
- TRANSFOMAR IDEAS EN HECHOS. O dicho de otro modo, convertir la intención en acción. Por eso hoy no hay ingrediente más necesario en las organizaciones que la HAZtitud.
El desarrollo de los individuos y la transformación de las organizaciones son cuestión de HAZtitud. Así que, como líder, no te olvides de cultivar tu HAZtitud y la de tus colaboradores…